Las campanas de alarma han comenzado a resonar en el ámbito fiscal mexicano. El Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) ha lanzado un llamado de atención claro y directo: 2024 será un año caracterizado por un incremento notable en las acciones de fiscalización del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Las grandes empresas y personas morales se encuentran en la mira.
Es un hecho que la geografía nacional tiene un papel relevante en este panorama. Por ejemplo, desde Querétaro hasta la frontera norte, no es raro que el personal operativo e incluso de supervisión decida migrar. Asimismo, en los núcleos industriales y corporativos, se percibe una volatilidad laboral, donde los empleados exploran continuamente oportunidades laborales alternas.
Pero en tiempos de globalización y avances tecnológicos vertiginosos, ¿qué ocurre cuando estas leyes se encuentran con realidades intangibles, como las propiedades digitales y otros bienes sin forma física?
Estas organizaciones desempeñan un papel importante en la sociedad, y es crucial entender cómo se rigen en el ámbito fiscal para cumplir con sus obligaciones y disfrutar de los beneficios fiscales adecuados.
El teletrabajo se ha convertido en una modalidad laboral cada vez más adoptada en México, especialmente en el contexto de la pandemia, donde la flexibilidad y la adaptación a las circunstancias han sido fundamentales. Reconociendo esta realidad, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) publicó el pasado 8 de junio la Norma Oficial Mexicana NOM-037-STPS-2023, que aborda las "Condiciones de seguridad y salud en el trabajo" para quienes desempeñan sus labores bajo esta modalidad. Esta normativa adquiere gran relevancia debido a que aproximadamente el 55% de las empresas en México han adoptado un esquema híbrido, con trabajadores que laboran tanto de manera presencial como en modalidad de teletrabajo.
La integración de la tecnología en el sistema fiscal mexicano ha marcado un antes y un después en la relación entre el contribuyente y las autoridades. Antes, dominaban los trámites en papel, las largas filas y los procesos manuales; ahora, el Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) y las herramientas cibernéticas han transformado radicalmente el proceso, agilizándolo y haciéndolo más transparente.