El crecimiento es algo elemental para que una empresa pueda sobrevivir a largo plazo. Mediante ese crecimiento se pueden llegar a adquirir nuevos clientes, nuevos talentos, y hasta importantes financiamientos. Además, ello sirve para impulsar el rendimiento empresarial y las ganancias obtenidas.
Pero, tal y como ocurre dentro de cualquier aspecto de la vida de una persona, para poder crecer se necesitan de una serie de claves para que se pueda ser lo más sostenible posible. Una empresa debe saber y también tiene que cuidar la salud financiera, tomar decisiones estratégicas y continuar avanzando bajo razones concretas y correctas.
Qué es el crecimiento empresarial
Existen muchas definiciones para este concepto, pero una de las definiciones más exactas explica que el crecimiento empresarial es un proceso, y mediante este las empresas aplican distintas estrategias mejoradas tendientes a alcanzar el éxito dentro de una serie de aspectos, y que van en conjunto a las necesidades y objetivos actuales de la compañía.
En este sentido, el crecimiento empresarial generalmente es visto como poder alcanzar más y mejores índices de ventas sobre un producto o servicio que ofrezca la empresa. Este crecimiento se puede medir mediante una serie de pasos que se exponen a continuación.
Existencia
Es la etapa de inicio. En esta fase una empresa debe concentrar todos sus ideas y estrategias en obtener más clientes y mejores índices de ventas. Aquí se involucran pocas personas de la organización, inclusive, en muchas ocasiones son los dueños o fundadores quienes se dedican a esta tarea.
Pero esta etapa es muy ventajosa, puesto que mediante ella se pueden ir explorando todas las oportunidades que la empresa tiene, por ende, las alternativas que se pueden tomar. Es por eso que esta fase requiere de la mayor atención posible.
Supervivencia
En este punto ya una empresa cuenta con una gran cantidad de clientes y consumidores. Además que la oferta de la empresa es capaz de responder a la demanda y mantener satisfechos a estos clientes.
Pero aquí ya se hace importante planificar y proyectar todos los flujos de efectivo. Esto es lo que permite realizar pronósticos más acertados sobre el crecimiento de una empresa, además de tomar en cuenta todos los factores de riesgo que existan.
Sin embargo, es importante considerar que la empresa no debe estancarse en esta fase, por tanto, debe salir de la zona de confort y procurar seguir aumentando las ventas diariamente, esto es lo que permite que en realidad siga creciendo y no se quede estancada.
Éxito
Llegar aquí supone que la empresa cuenta con gran presencia dentro del mercado, además de ser rentable. Ya los procesos no van a recaer sobre una sola persona, sino que dispone de todo un equipo muy grande, en donde las áreas se muestran claramente especificadas con sus funciones y espacios de trabajo.
Cuando la empresa se encuentra en esta fase aparecen dos opciones. La primera opción es potenciar cada una de las oportunidades que el negocio brinda con miras a seguir creciendo.
La otra opción es mantener esas fuentes de ingreso tal y como están y dedicarse a realizar otras actividades. Por ejemplo, fundar una compañía nueva.
Despegue
Para conseguir esto, es crucial que la organización tenga una expansión interna, es decir, la empresa ya debe contar con mucho más personal y por supuesto, más y mejores áreas de trabajo.
En este punto, el dueño ya debe estar delegando funciones y tareas, y comenzar a confiar en las personas que les rodean.
La idea de todo esto, es poder retener a ese talento humano eficiente y capacitado. Asimismo, se deben evitar las inversiones innecesarias para nuevas contrataciones. Contar con un líder capacitado es indispensable para que la empresa pueda aumentar sus niveles de producción.
Madurez
Para llegar hasta aquí, primeramente se necesita de estabilidad. En esta fase, todos los cambios que se han realizado en la anterior fase se podrán visualizar.
Ya en esta fase, la empresa debe haber perdido el miedo a innovar y comenzar a diversificar los productos o servicios. Pero llegar hasta aquí no supone confiarse, cada día se debe continuar trabajando como hasta los momentos se ha hecho.