El gasto medio de los visitantes internacionales ha hilado cinco meses de caídas interanuales, afectado por la normalización del sector turístico y por la apreciación de la moneda local, factores que han llevado a niveles de gasto más moderados. Pese a ello, algunos segmentos han conseguido incrementar su gasto debido a fenómenos incipientes, pero que empiezan a cobrar peso, como el nearshoring.
En el primer semestre del año, el gasto medio de los turistas internacionales cayó a un ritmo de 5% mensual en comparación con 2022, según datos de la Encuesta de Viajeros Internacionales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Durante abril y mayo la caída incluso fue de 10%, mientras en junio desaceleró a 7%.
La tendencia ha comenzado a afectar al segmento de mayor gasto: el de turistas de internación vía aérea, que son quienes ingresan al país para pernoctar dentro del país. Aunque el desembolso ha crecido a un ritmo de 3% mensual en lo que va del año, desde mayo ha tenido un menor dinamismo.
Esta caída en el gasto no se corresponde con el crecimiento en la llegada de turistas al país. En junio, el flujo de visitantes repuntó 14.6%, un incremento que normalmente estaría vinculado con un aumento paralelo en el gasto turístico.
Roberto Montalvo, académico de la Universidad Iberoamericana, sostiene que la caída en el gasto de los turistas puede atribuirse a varios factores, entre ellos los altos niveles de inflación experimentados en el año anterior, que ahora se han estabilizado. Además, el efecto del tipo de cambio también ha dejado su huella en esta dinámica. “Entre las razones de esto están los costos que se elevaron demasiado el año pasado; el precio que hoy pagas no es exactamente más alto que el año pasado, sino que en muchas ocasiones incluso pagas menos”, afirma.
Gabriella Batalha no lo pensó mucho cuando se dio cuenta de que había sido deslogueada de Instagram, hasta que al día siguiente descubrió que su cuenta estaba plagada de publicaciones que promocionaban inversiones en criptomonedas de alto rendimiento.
Para recuperar su cuenta, la abogada de 27 años de Río de Janeiro tuvo que pagar 200 reales (unos 40 dólares) a un "consultor" que encontró en YouTube a un hombre que, según ella, podría haber sido un estafador.
"Tardé dos días en recuperar mi cuenta, y estaba muy estresada", explicó. Batalha no es la única. Las estafas en línea en Brasil se dispararon un 65% el año pasado, hasta superar las 200,000, según datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública publicados el mes pasado.
En toda América Latina, los fraudes en línea y los ciberataques están en un "máximo histórico", afirmó la empresa de ciberseguridad Tenable, lo que plantea un problema urgente para una región bien conectada.
El reciente progreso de América Latina en la inclusión tecnológica ha creado nuevas oportunidades para las estafas, dicen los expertos, con la pandemia alimentando una tendencia hacia la banca móvil y las compras utilizando sistemas de pago como el enormemente popular PIX de Brasil.
La región está cada vez más en línea. En 2022, el 77.9% de la población de América Latina y el Caribe utilizaba Internet, frente al 74.8% del año anterior y por encima de la tasa mundial del 66,3%, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Casi la mitad de los internautas latinoamericanos pasan una media de seis horas al día en las redes sociales, según un informe de la empresa de ciberseguridad Kaspersky.
En México, los estafadores se han dirigido a víctimas desprevenidas con falsas ofertas de trabajo a través de mensajes de texto, para incitar a las víctimas a compartir datos personales sensibles, de acuerdo a reportes de la prensa local. "América Latina es un objetivo prioritario porque tiene una población muy conectada, lo que significa que siempre están expuestos", dijo Claudio Martinelli, director general para América Latina de Kaspersky.
Las instituciones y los gobiernos también son más vulnerables que en otras partes del mundo. En una clasificación de 93 naciones sobre riesgos de ciberamenazas elaborada por el software de prevención de fraudes SEON, nueve de los 10 países latinoamericanos analizados se situaron en la mitad inferior.
Honduras, Nicaragua y Venezuela figuraban entre los 10 países con mayores riesgos de ciberamenazas.
La región tuvo la mayor proporción de datos desprotegidos en el mundo en 2022, dijo Tenable, lo que hace que las empresas sean vulnerables a amenazas como el ransomware, un tipo de ataque que bloquea una computadora y luego exige dinero para liberarla. El ransomware fue responsable de seis de cada 10 ataques en 2022, incluido uno al Ministerio de Finanzas de Costa Rica por parte de piratas informáticos rusos, que exigieron 10 millones de dólares.
La capacidad de América Latina para salvaguardarse contra futuros ataques se ve obstaculizada por la falta de regulación y de investigaciones judiciales, dijo Marcos Simplicio, profesor especializado en ciberseguridad de la Universidad de Sao Paulo (USP). "La delincuencia virtual no es diferente de la física. Mientras genere beneficios, y si hay pocas posibilidades de castigo, continuará", afirmó.
Las bolsas de valores de México operan con avances la mañana de este miércoles. Los índices locales suben alentados por los indicadores positivos estadounidenses que están generando optimismo sobre la fortaleza económica del principal socio comercial de México.
El referencial índice S&P/BMV IPC de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que agrupa a las acciones locales más negociadas, sube 0.17% a 53,659.12 unidades. El FTSE BIVA, de la Bolsa Institucional de Valores (Biva), se mueve 0.20% y se ubica en 1,105.09 unidades.
Al interior del índice de referencia, la mayoría de los componentes operan con ganancias. Destacan los títulos de la farmacéutica Genomma Lab, con 2.12% a 14.45 pesos; FEMSA, con 2.01% a 196.28 pesos, además de la embotelladora Arca Continental, con 1.81% a 161.29 pesos.
El gobierno de México anunció la modificación de aranceles a la importación de 483 productos con objetivos generales como apoyar a ciertos sectores industriales y fortalecer el mercado interno.
En un primer rubro, las aduanas mexicanas establecieron a partir de este miércoles aranceles temporales a la importación, de entre 5 y 25%, a mercancías clasificadas en 392 fracciones arancelarias.
Los productos impactados incluyen acero, aluminio, bambú, caucho, productos químicos, aceites, jabón, papel, cartón, productos cerámicos, vidrio, material eléctrico, instrumentos musicales y muebles, entre otros.
Para la Secretaría de Economía esta medida se requiere “con el fin de brindar certidumbre y condiciones de mercado justas a todos los sectores que enfrentan situaciones de vulnerabilidad, permitir la recuperación de la industria nacional, fomentar su desarrollo y apoyar el mercado interno”.
En un segundo rubro, el gobierno acordó mantener los aranceles a la importación que actualmente se aplican a 91 fracciones arancelarias, por lo que eliminó el esquema de desgravación arancelaria previsto en el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 18 de noviembre de 2022, con el cual se reduciría el arancel a 20% en todas esas fracciones a partir de 1 de octubre de 2024.
La Secretaría de Economía justificó esta marcha atrás debido a que “los sectores textil y calzado también enfrentan situaciones de vulnerabilidad”. Ambos bloques de ajuste arancelario se publicaron en un decreto publicado en el DOF este martes, que entró en vigor el 16 de agosto de 2023 y concluirá su vigencia el 31 de julio de 2025.
Otra consideración argumentada por la Secretaría de Economía en relación con el sector siderúrgico fue que en la 93ª sesión del Comité del Acero de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), celebrada el 13 y 14 de marzo de 2023, se informó que se mantiene un exceso de capacidad mundial de producción de acero, lo que agrava las presiones para colocar los excedentes de producción.
También adujo que, en los últimos años, diversos sectores de la industria nacional, entre los que se encuentran el textil, confección y calzado, se han visto afectados por la desaceleración en el crecimiento económico derivada de la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 (Covid-19).