La economía mexicana crecería más del 2% el año próximo, favorecida por mayor actividad y el empleo, el posible fin de políticas monetarias restrictivas, el mantenimiento de la producción industrial y el incremento del margen en la llegada de remesas, opinó el titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda, Rodrigo Mariscal.
El banco central elevó a fines de noviembre a un rango de entre 1.0% y 2.6% su previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2023, de acuerdo a su último informe trimestral.
"Veo que muy probablemente podemos estar pensando que la economía mexicana vaya creciendo por arriba del 2 por ciento", dijo el funcionario en un podcast de Banorte.
La estimación de Mariscal es más optimista a la del Banco de México (Banxico), que recientemente elevó de 1.6% a 1.8% su previsión para el PIB nacional el año entrante.
Banxico anticipa que en 2023, el "complejo panorama externo" que prevalece ha continuado deteriorando las previsiones de crecimiento global en 2023.
Sin embargo es inferior al 3% esperado por Hacienda de acuerdo al Paquete Económico del año entrante.
La industria aérea volverá a ser rentable el próximo año por primera vez desde 2019, a medida que continúe la recuperación de los viajes tras casi dos años de restricciones por la covid-19, según las previsiones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) que celebra este martes su asamblea anual en Ginebra.
Para 2023, la IATA proyecta un beneficio neto de 4.700 millones de dólares (4.465 millones de euros) con más de 4.000 millones de pasajeros transportados. En 2022, las aerolíneas perderán en torno a los 6.900 millones de dólares (6.555 millones), por debajo de los 9.700 millones que había pronosticado seis meses atrás.
El margen de beneficio llegará, de cumplirse esta previsión, al 0,6% y será el primero que se experimentará desde 2019, año previo a la pandemia y en el que el beneficio se elevó a 26.400 millones de dólares. El sector ve las restricciones de viajes en China, el precio del petróleo y eventuales problemas en el aprovisionamiento de repuestos como los mayores desafíos que enfrentarán en 2023.
Con los resultados anunciados este martes, las compañías aéreas inician la transición hacia una recuperación real, que se pronostica para 2024, tras un periodo próximo al colapso, con una pérdida colosal de 137.000 millones de dólares en 2020 y de 42.000 millones al año siguiente.
“Se trata de un gran logro, teniendo en cuenta la magnitud de los daños financieros y económicos causados por las restricciones impuestas por los Gobiernos”, declaró Willie Walsh, consejero delegado de la IATA, al comentar la previsión de vuelta a los beneficios en 2023. Pero el anterior director general de British Airways y IAG advirtió de que muchas aerolíneas seguirán pasando apuros el año que viene, citando entre los factores la normativa, los elevados costes y la incoherencia de las políticas gubernamentales. “Las aerolíneas deben permanecer vigilantes ante cualquier aumento de los impuestos o de las tasas de infraestructura”, dijo, añadiendo que estos incluían los realizados “en nombre de la sostenibilidad”.
La IATA señaló que sus previsiones se basan en una reapertura gradual de China al tráfico internacional y en la relajación de las restricciones nacionales de cero Covid. De no ser así, la rentabilidad de las aerolíneas se vería afectada. Otro riesgo para las perspectivas de 2023 es que algunas economías entren en recesión. En la conferencia de prensa anual de la IATA para presentar los resultados anuales del sector, el ejecutivo explicó que la subida que se observa en el precio de los billetes aéreos refleja simplemente la subida de los combustibles.
“La industria no puede absorber tal aumento del precio del petróleo”, comentó, tras señalar que a esto se agrega el incremento de otros costes, como está ocurriendo en Europa, donde han subido los relacionados con el control del tráfico aéreo. Según la IATA, la situación financiera de muchas compañías es muy tensa, con algunas que ganan apenas 1 dólar por pasajero y por vuelo.
Sin el subsidio a la gasolina que se aplicó en México, el precio hubiera llegado a 35 pesos por litro y esto a su vez habría alimentado una gran cantidad de aumentos de precios, estimó el Subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath.
Sin embargo, subrayó que tiene su lado negativo. Dado que funciona para evitar alzas pero también bajas, ahora que los energéticos empiezan a bajar, el costo de nosotros no va a bajar como en los otros países, advirtió.
En breve conferencia de prensa tras ser galardonado por el premio “Personaje del Año” de la Revista Fortuna, explicó que “esto podría contribuir a la persistencia inflacionaria y dificultará erradicar la inflación” “Nos ayudó a contener la subida pero no nos va a ayudar tanto ahora que necesitamos que baje”, admitió.
El banquero central subrayó que el origen de la inflación es global. Esto es diferente a decir que es una inflación importada, distinguió. Porque México es parte de la economía global y somos parte del mismo proceso.
Para poder erradicar este brote inflacionario del país necesitamos resolver el problema de origen, que es global. Lo primero que tenemos que empezar a observar es una baja en los indicadores mundiales de los commodities, de los energéticos. De los alimentos. De los costos de los transportes marítimos. “Cuando esos bajen y con un rezago que ojalá no sea muy largo, la inflación de México puede también comenzar a disminuir”, consideró.
Y es para ese momento que en el Banco de México están acomodando desde ahora la postura monetaria; para que sea coherente y consistente, para que una vez que bajen las presiones globales, se pueda acompañar para asegurarnos que bajará (la inflación).
La parte global es una condición necesaria más no suficiente. Y la política monetaria que vamos a implementar por si sola tampoco va a resolver el problema, pero sí puede ayudar a resolverlo.