México se ha destacado como una de las economías con mejores perspectivas de crecimiento en América Latina para el año 2023. Con previsiones que superan el promedio regional, el país norteamericano se proyecta a cerrar el año con números que invitan al optimismo. Pero, ¿qué factores contribuyen a este auge económico? Y más importante aún, ¿es sostenible este crecimiento en el tiempo?
Las estimaciones de la American Chamber y del gobierno mexicano apuntan a un crecimiento del PIB de hasta un 3.3% para este año. Esta cifra no solo excede la media de crecimiento en América Latina, que se sitúa en un 2%, sino que también supone el tercer año consecutivo en que México sobrepasa su tasa media de crecimiento de la década pasada, colocada en 2.5%. En el 2021 y 2022, las tasas de crecimiento fueron de 5.8% y 3.9% respectivamente, mostrando una clara tendencia de recuperación y crecimiento económico post-pandemia.
Diversos elementos han propiciado este dinamismo económico en México. Un robusto aumento de los salarios y un incremento en las remesas se combinan con bajas tasas de desempleo y una inversión extranjera fortalecida por la tendencia del nearshoring, con empresas buscando aproximarse al mercado estadounidense. Ejemplos de esto se encuentran en el creciente número de fábricas y centros de servicios que han reubicado sus operaciones en México para estar más cerca de Estados Unidos, beneficiándose de la cadena de suministro y el comercio fronterizo intensificado por el T-MEC.
Las perspectivas no siempre fueron tan favorables. A principios de año, los expertos de mercado mantenían una expectativa promedio de crecimiento del 1.1%, cifra considerablemente más conservadora que la estimación actual. La American Chamber fue una de las pocas entidades que predijo un escenario más optimista, que hoy parece acercarse a la realidad.
Sin embargo, este impulso podría moderarse en 2024. Con una desaceleración económica prevista en Estados Unidos, México podría ver reducido su crecimiento a un 1.9%. Scotiabank se mantiene como una voz disidente, esperando un crecimiento aún optimista de 3.1%. El gasto público y la continuidad del nearshoring son factores que podrían ayudar a amortiguar el impacto de una menor demanda estadounidense.
Un punto que merece atención especial es la inflación, que, según las proyecciones, alcanzará un 4.5% este año. Si bien se ha registrado una desaceleración en los últimos meses, el consenso es que seguirá por encima del objetivo de Banxico del 3% para finales de 2024. Esto podría dar margen al banco central para reducir la tasa de interés del actual 11.25% a un 8.94% al cierre de 2024.
México parece estar navegando con éxito en aguas turbulentas, con indicadores que lo posicionan en una situación favorable dentro de la región. No obstante, los desafíos son considerables, y el país no está exento de los riesgos que presenta una economía global cada vez más interconectada y propensa a fluctuaciones rápidas. La gestión económica de México en los próximos meses será crucial para consolidar estos avances y prepararse para los retos futuros, manteniendo así la tendencia de crecimiento y la estabilidad económica.