En un mundo interconectado, las transacciones comerciales y financieras cruzan fronteras con una velocidad y complejidad sin precedentes. Es en este contexto donde surge la imperante necesidad de unificar el lenguaje contable, no solo para facilitar la interpretación y análisis de la información financiera sino también para tomar decisiones económicas bien informadas.
Toda entidad económica, al ser constituida en los Estados Unidos Mexicanos, se convierte en sujeto obligado a presentar su información contable de forma estructurada y comprensible. Esta estructura busca no solo cumplir con las exigencias nacionales, sino también posicionarse en un escenario global en el que las comparaciones y análisis financiero de diferentes entidades en diferentes países sean más accesibles.
Las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) o IFRS (por sus siglas en inglés) surgen como una respuesta a este reto. Adoptadas por más de 130 países, estas normas buscan establecer un lenguaje común en contabilidad que trascienda las fronteras. México, en su búsqueda de mantenerse a la par de las mejores prácticas internacionales, desde 2012, bajo mandato de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), exige a las emisoras en el mercado de valores presentar sus informes bajo estas normas.
El Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera (CINIF), entendiendo la relevancia de estas normas, ha trabajado desde 2009 para asegurar la convergencia de las NIF mexicanas hacia las NIIF. Esta convergencia refuerza el compromiso de México de adoptar un "sistema contable global", permitiendo que la información financiera de las empresas nacionales sea interpretada con claridad en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la Resolución Miscelánea Fiscal (RM) para 2023 introduce una perspectiva más amplia. A través de la regla 2.8.1.5, se concede a los contribuyentes la flexibilidad de preparar su información financiera conforme al marco contable que le sea aplicable, ya sea que este marco sea las NIF, las normas contables estadounidenses conocidas como USGAAP, las NIIF o cualquier otro marco que le sea pertinente.
Esta disposición refleja un reconocimiento de la diversidad de contextos en los que operan las empresas y entidades en México, así como una apertura a la globalidad y las distintas prácticas contables internacionales. Sin embargo, también representa un desafío para los profesionales contables, quienes deben estar bien versados en estos diferentes marcos para garantizar la precisión, comparabilidad y transparencia en la presentación de la información financiera.
En conclusión, la adopción y adaptación a normas contables internacionales en México no es simplemente una cuestión técnica o administrativa; es un paso hacia la inserción plena de las entidades económicas mexicanas en el escenario global, garantizando su competitividad y transparencia en un mundo cada vez más interconectado.