En una de las citas más elocuentes sobre la guerra, Susan Sontag, la escritora estadounidense, afirmaba que centrarse en los escombros, heridos y muertos era fundamental para comprender la verdadera devastación. Es imposible obviar la magnitud humanitaria de lo que está sucediendo en la franja de Gaza y en Israel; sin embargo, es también de vital importancia no perder de vista las repercusiones económicas de este conflicto, que tienen el potencial de afectar a la economía mundial.
La inestabilidad en Medio Oriente, históricamente, ha sido sinónimo de volatilidad en los precios del petróleo. No fue sorpresa entonces que, tras el ataque de Hamás, el precio del crudo subiera un 5%. Aunque esta alza se moderó, sirve como recordatorio de la vulnerabilidad de las economías ante conflictos geopolíticos. En paralelo, las acciones de aerolíneas, que ya venían enfrentando retos, descendieron en promedio un 2.6%, poniendo de manifiesto las preocupaciones sobre el futuro del turismo en la región.
El conflicto ha llevado a un repunte en las acciones de empresas de defensa y aeroespacial, registrando un aumento del 5.6%. Firmas como Northrop, General Dynamics y Lockheed Martin, que enfrentaban un año desafiante, encuentran un respiro en medio de la adversidad. Es un reflejo inquietante de cómo ciertas industrias pueden beneficiarse del caos.
El peso mexicano, en medio de esta tormenta, mostró su susceptibilidad, aunque tuvo una recuperación notable tras el aval positivo del FMI hacia la economía mexicana. A pesar de la distancia geográfica y las relaciones comerciales limitadas con Israel, México no está exento de los efectos indirectos de esta crisis.
A medida que la situación se desarrolla, surgen preguntas críticas. ¿Cuánto durará este conflicto? ¿Se convertirá en una conflagración regional? La atención se vuelve hacia Irán, visto como patrocinador de grupos como Hamás y Hezbolla. Si bien su producción de petróleo no es suficiente para desestabilizar los mercados globalmente, su control sobre el Estrecho de Ormuz sí tiene el potencial de causar un caos económico considerable.
Conclusión
Nos encontramos en una encrucijada económica global. Aunque las repercusiones del conflicto Israel-Palestina no son comparables a la crisis generada por la invasión de Rusia a Ucrania, el mundo debe prepararse para una eventualidad más compleja y extendida. Las palabras del presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, resumen este sentimiento: nadie necesita una crisis humanitaria, y mucho menos un choque económico. En tiempos de adversidad, la empatía y la prudencia deben guiar las acciones de las naciones.