El efecto Flynn y efecto Flan: Más inteligencia y menos emociones

¿Alguna vez has medido tu inteligencia? ¿Sabías que cada año que pasa somos unos puntos más inteligentes? Personajes históricos como Isaac Newton y Albert Einstein tenían un coeficiente intelectual muy por encima de la media.

De eso se trata básicamente el efecto Flynn y efecto Flann. De ello trataremos hoy en este artículo. Así que te recomendamos leer hasta el final para saber sobre qué trata este efecto.

¿Qué es el efecto Flynn?

Es un efecto que fue nombrado así por Charles Murray y Richard Herrnstein en su libro The Bell Curve. Esto como un homenaje al investigador James Flynn de origen neozelandés. Él se dedicó con gran interés por dicho fenómeno, además que lo documento siendo un gran aporte para muchas culturas.

El efecto Flynn no es más que el continuo incremento en la puntuación con la cual se mide el cociente intelectual de los seres humanos. Este aumento en la puntuación se da en cada año de vida de las personas.

Durante el transcurrir del siglo XX, en diversas partes del mundo se aplicaron cientos de test de inteligencias, algunos fluidos y otros cristalizados. En dichos test se observó un crecimiento bastante sustancial, además de sostenido, en las puntuaciones de las personas sometidas a las pruebas de inteligencia.

¿Qué es el efecto Flan?

Contrariamente a lo que se pueda pensar, el efecto flan no es la parte opuesta del efecto Flynn. Este efecto más bien se basa en la inteligencia emocional y sirve para explicar el descenso abrupto que han venido experimentando las personas, especialmente los niños, en cuanto al manejo de la inteligencia emocional.

¿Cuál es la explicación más lógica que se tiene sobre el efecto Flynn?

Son diversas las teorías que tratan de explicar por qué cada año los niveles de la inteligencia técnica se han incrementado. En este sentido, el mismo James Flynn ha dicho que la inteligencia, como la conocemos tradicionalmente, es muy fluida y por ende, no se determina desde el momento de la concepción o el nacimiento.

Para el investigador, la inteligencia técnica se va construyendo gracias a los elementos externos que nos rodean y con los cuales interactuamos diariamente. Algunos de esos factores o estímulos son;

1. Mayor acceso al sistema educativo

Hoy en día la educación es un derecho humano fundamental y todos los países deben garantizar su acceso de manera pública, así lo ha determinado la ONU en diversos tratados internacionales. Esto ha marcado una gran brecha con respecto a pasadas generaciones cuyo acceso a la educación era mucho menor.

2. Personas más expuestas a retos de razonamiento

Los videojuegos no son malos del todo, solo si se convierten en una obsesión. Los actuales juegos de video o los juegos virtuales requieren que la persona aplique conocimientos o tareas muy básicas para el razonamiento espacial. Esto ha permitido que los niños de hoy desarrollen más esta habilidad en comparación con las pasadas generaciones.

3. Aumento en el acceso a servicios de salud y nutrición

Aunque aún no es del todo perfecto, sí que es mejor si se compara con el siglo pasado. La atención prenatal es mucho más adecuada. Lo mismo viene ocurriendo con la nutrición.

En este punto el conocimiento popular y la importancia de una alimentación saludable y balanceada están presentes en todos. Desde las escuelas se aborda este tema con gran énfasis. Entonces, si los niños de hoy se alimentan mejor y aparte su salud es óptima gracias a los avances médicos, lógicamente los puntos del cociente intelectual se incrementan.

¿Qué ocurre actualmente con la inteligencia emocional?

Para Gardner, un psicólogo, profesor e investigador, la inteligencia emocional es aquella habilidad que tenemos los seres humanos de poder percibir y expresar todas nuestras complejas emociones, además de poder comprenderlas y gestionarlas. Bien pueden ser las propias o las de otros, esto es gracias a la empatía.

La inteligencia emocional es necesaria en todos los ámbitos de la vida, ya que de allí es donde manejamos las relaciones interpersonales.

No obstante, los estudios de personas como Jesús Alvarado Izquierdo, Santiago Sastre Llorente y Teresa González, autores colaboradores del Foro Económico Mundial, las personas de hoy ciertamente somos más inteligentes desde un punto de vista técnico. Aunque la inteligencia emocional cada vez es menor, es decir, la capacidad de darnos cuenta o de comprender las emociones de otros cada día va en descenso.

En palabras textuales de los autores; “Cada vez somos más inteligentes, pero menos sensibles. Cada vez somos más ‘flanes’: no tenemos la capacidad para percibir y comprender las emociones”.