Existen términos que generalmente se confunden entre sí como sinónimos pese a no serlo, tal es el caso de los conceptos términos y objetivos. Dentro del contexto del marketing, es bastante común interpretar estos términos como si fueran sinónimos, pero en realidad esto es incorrecto. Por ello, en aras de garantizar la eficiencia por parte del equipo, es crucial interpretar correctamente los conceptos de metas y objetivos los cuales son ampliamente utilizados para describir las diferentes estrategias a emplear en una campaña.
Diferencias entre una meta y un objetivo Por meta se entiende el resultado deseado, es decir, lo que se quiere conseguir. Por lo tanto, el término se refiere a algo mucho más amplio o de largo plazo.
Las metas se utilizan para informar las estrategias anuales o para orientar la dirección a tomar en los distintos esfuerzos del equipo para llevar a feliz término una determinada campaña. En cambio los objetivos vienen a ser las acciones específicas y además medibles, que cada miembro del equipo debe ejecutar para poder conseguir cumplir o realizar una meta.
En otras palabras, la meta define el resultado que se desea obtener y los objetivos especifican las acciones a ejecutar para concertar dicha meta. Utilicemos un ejemplo para comprender más los conceptos. Supóngase que la meta planteada por el equipo es aumentar el conocimiento de la marca. El objetivo para conseguir llegar a esa meta sería aumentar el tráfico del blog en un tanto por ciento.
Importancia de las metas y los objetivos Las metas son vitales para conseguir el éxito en un negocio, es algo sin lugar a dudas. Por lo tanto, estas deben estar alineadas con la visión y el propósito de la empresa y a la vez debe ser capaz de impulsar, tanto las acciones como las decisiones individuales de los trabajadores. Por otra parte, los objetivos son en sí mismos, las distintas acciones medibles. Estas acciones son determinadas por los equipos y avaladas por el jefe, coordinador o encargado del área. Estos objetivos se determinan para poder lograr las metas trazadas.
Existen muchas maneras de trazar objetivos, pero sin duda alguna, y de acuerdo con la opinión de los expertos en la materia, los criterios SMART es la mejor herramienta para determinar los objetivos específicos de una meta planteada.
Además, los objetivos ayudan a que los demás miembros del equipo comprendan con precisión cuál es el resultado esperado por cada uno. Por ejemplo, “crear una cultura de trabajo más inclusiva” es una meta bastante admirable y al mismo tiempo importante. Sin embargo, es también muy vaga o demasiado amplia por lo cual no se puede medir. La opción de “inclusión” genera un panel de discusión en torno a otros elementos como la diversidad. Por lo tanto sería más oportuno hablar de “crear una cultura de trabajo con el aumento del 10% de mujeres en posición de liderazgo.
Además, los objetivos pueden ser perfectamente adaptados de forma casi exclusiva a las necesidades reales de cada área de una empresa y por ende, cuentan con una gran autonomía.
Cuando los directores emiten unas metas lo bastante claras y firmes, de seguro el resto de los equipos va a trabajar en la misma dirección, aunque los pasos, en gran medida, van a ser relativamente diferentes debido a los objetivos planteados.
Diferencia entre un objetivo y las estrategias En este punto, ya se ha comprendido mejor que los objetivos son básicamente, las acciones específicas y medibles tomadas por los empleados o los departamentos con el fin de lograr alcanzar las metas empresariales. Mientras tanto, las estrategias definen el cómo los equipos van a conseguir cumplir con esos objetivos. Las estrategias tienen la característica de ser bastante dinámicas, y por ello cambian constantemente durante el desarrollo de una campaña.
Es decir, como los objetivos son medibles, es fácil determinar si los resultados de las estrategias son favorecedores o no. En caso de negativas, los equipos terminan cambiando de estrategia para poder cumplir su cuota de objetivos
Las metas y los objetivos, a diferencia de las estrategias, son estáticos, lo cual quiere decir que no cambian salvo si el negocio evoluciona en su misión y visión empresarial.