La mayoría de las veces, cuando se habla de salud mental, la ansiedad y el nerviosismo son las afecciones más citadas. Sentirse nervioso o ansioso es algo común y prácticamente todo el mundo ha experimentado estas situaciones.

Lo que poca gente sabe es que son sensaciones similares, pero con algunas diferencias determinantes.

Una forma práctica de distinguir ambas sensaciones es tener en cuenta la siguiente reflexión: si te sientes nervioso durante un episodio de estrés, cuando el factor desencadenante del mismo desaparece, el nerviosismo también cesa.

Sin embargo, la ansiedad no, sigue ahí molestando la mente de la persona ansiosa.

¿Quién no ha experimentado alguna vez un momento de estrés y se ha preguntado si la sensación era de nerviosismo o de ansiedad? Ambas sensaciones, aunque difíciles de distinguir, tienen sus diferencias.

La ansiedad es una respuesta humana natural ante situaciones que la mente considera peligrosas. Puede ser un reto en el trabajo, una decisión importante que hay que tomar, compromisos, facturas que hay que pagar, cambios e incluso un viaje largo.

Así, en estos momentos de intensa preocupación, entra en acción un mecanismo de defensa que prepara al organismo para huir o enfrentarse a la amenaza.

El nerviosismo, por otra parte, es un sentimiento común en respuesta al estrés causado en su cuerpo. Una mezcla de manos sudorosas, aumento de los latidos del corazón y mariposas en el estómago. A menudo se desencadena por alguna situación que provoca miedo o aprensión, como una primera cita o una entrevista de trabajo.

Diferencias entre ansiedad y nerviosismo

El nerviosismo es temporal y se resuelve tan pronto como el estrés desaparece y puede ser controlado.

Los trastornos de ansiedad, en cambio, son trastornos psiquiátricos que se desarrollan a partir de síntomas complejos que incluyen la genética, la química del cerebro y los acontecimientos de la vida. Quienes presentan esta condición necesitan la ayuda de un profesional que les indique cuál es el mejor tratamiento.

Por lo tanto, las personas con ansiedad suelen experimentar fuertes sentimientos de nerviosismo y preocupación. Estos sentimientos pueden aparecer con frecuencia si no se tratan de forma adecuada.

Síntomas del trastorno de ansiedad

• Adormecimiento;
• dolor de cabeza
• Insomnio
• Dificultad de concentración
• Latidos rápidos del corazón
• fatiga
• Dolor de estómago
• Opresión en el pecho
• Sudoración
• temblorosa
• Sensaciones extrañas en el cuerpo.

Aprender a controlar el nerviosismo

Aprender a manejar este sentimiento es muy importante y requiere modulaciones diarias. A diferencia de lo que mucha gente cree, controlar este sentimiento es muy fácil. Consulte los pasos siguientes:

Conozca la causa

El primer paso para controlarlo es conocer el desencadenante y la mejor manera de afrontar la situación. El tráfico, el exceso de trabajo y las discusiones son las principales causas del nerviosismo. De este modo, tomar medidas de anticipación y planificar su rutina de forma más saludable es una gran forma de controlar el nerviosismo.

Utilizar soluciones inmediatas

Escuchar tu grupo favorito en el tráfico es una buena manera de controlar el nerviosismo provocado por los atascos. No querer complacer a todo el mundo en el trabajo y no involucrarse en discusiones innecesarias son también grandes maneras de no dejar que el sentimiento se instale.

Comprender los signos de ansiedad

La persona ansiosa, por lo general, presenta signos bastante característicos. Los principales son

• sensación constante de que algo malo va a suceder;
• angustia constante
• dolores de cabeza;
• desarrollo de problemas físicos sin causa aparente, como dolor de barriga y alergias
• Falta de aliento;
• insomnio.

La sensación de ansiedad a menudo puede dificultar a la persona la realización de tareas cotidianas sencillas, como ir al trabajo o incluso reunirse con amigos y familiares.

Aprender a contener la ansiedad

Esta sensación puede controlarse de diferentes maneras. A continuación, vea los mejores:

1. Practicar actividades físicas

El ejercicio es un gran aliado para las personas ansiosas, ya que libera hormonas y neurotransmisores vinculados al bienestar, como la endorfina y la serotonina, por ejemplo.

2. Utilizar técnicas de relajación

Invertir en técnicas de relajación, como la respiración, el yoga o el pilates, ayuda a la oxigenación cerebral, disminuyendo los latidos del corazón y aportando más relajación.

3. Consumir alimentos funcionales

Los alimentos ricos en triptófano, un aminoácido específico, ayudan a la liberación de serotonina y provocan relajación y bienestar general. Los plátanos y el chocolate son buenas opciones. Las infusiones calmantes, como la manzanilla, el hinojo y el mulungu, son también excelentes alternativas.