Si eres un empresario, un directivo o un profesional, seguro que has oído hablar de la “educación continua”, también conocida como aprendizaje permanente.

El aprendizaje permanente se ha vuelto cada vez más importante en el mundo laboral actual, que ve cambios continuos y rápidos. La capacidad de crecer, adaptarnos y evolucionar depende precisamente de nuestra aptitud para el aprendizaje, la capacidad de concentración y la disciplina que logremos imponernos. Aprender constantemente y no solo detrás de los pupitres de la escuela y la universidad te permite acceder a una serie de beneficios interesantes para el trabajo, multiplicando tu productividad y, sobre todo, tus oportunidades profesionales.

En esta guía explicaremos por qué el aprendizaje permanente puede ayudarte realmente a crecer como profesional y cómo desarrollar este hábito positivo. Comencemos de inmediato.

Beneficios del aprendizaje continuo

Hay muchas razones por las que las personas se toman su tiempo para aumentar sus conocimientos, tanto personales como profesionales. Aprender más allá de los años escolares tradicionales tiene innumerables beneficios, tanto en el ámbito privado como en el laboral. Ahora veamos todo lo que necesitas saber sobre el aprendizaje permanente.

¿Qué es el aprendizaje permanente?

Por aprendizaje a lo largo de la vida (LLL) entendemos el proceso que tiene como objetivo ampliar las habilidades y conocimientos que se poseen, porque ahora se consideran poco funcionales en términos de crecimiento personal (autorrealización e inclusión) y profesional (empleo).

Con este término realmente nos referimos a una formación "de por vida", que no termina detrás de los pupitres de la escuela. Este modelo está muy lejos de los modelos de aprendizaje clásicos: el aprendizaje permanente se adapta a sus necesidades y requisitos y tiene como objetivo que obtenga habilidades útiles para su crecimiento.

Según algunas estadísticas, los niños que hoy asisten a la escuela primaria harán un trabajo que aún no existe. El ciclo de vida de la formación es cada vez más corto y aquellos que quieren sobresalir no necesitan detenerse. Por eso, el aprendizaje permanente es el mejor aliado de tu crecimiento: las habilidades ya no valen para toda la vida, sino que se aprenden a medida que cambia la sociedad y las necesidades personales y profesionales.

1 - Crecimiento y promoción profesional

La formación constante aumenta las posibilidades de conseguir un ascenso en el trabajo. ¿Porque? Sencillo: seguir formándose y asistiendo a cursos y seminarios te permite aumentar tus conocimientos y aumentar tu ventaja competitiva. Incluso la simple lectura de un libro al mes puede ampliar enormemente tus horizontes: combina la lectura con la práctica, continúa siguiendo cursos en profundidad y mejora cada vez más tu técnica.

Esto le facilitará conseguir un ascenso o un aumento de sueldo. La oportunidad de recibir nuevas licencias o certificados también estimula el deseo de aprender: esto se debe a que el reconocimiento puede ser realmente tentador para quienes quieren crecer profesionalmente y demostrar que han aprendido una serie de conceptos útiles para dar ese paso.

2 - Beneficios cognitivos

La formación permanente no tiene sólo una ventaja "utilitaria". De hecho, la formación constante aumenta tu capacidad para utilizar ese conocimiento de formas diferentes y significativas, no solo en el ámbito profesional.

Cuando está realmente abierto al conocimiento, el aprendizaje permanente mejora su mente al ayudarlo a ver y apreciar nuevas oportunidades. Al nutrir tu cultura, serás más creativo e innovador y podrás ejercer la libertad de aprender que, en el esquema “canónico”, siempre se ha negado.

No hay nada mejor que aprender por el placer de hacerlo, sin restricciones ni programas impuestos. Los estudios científicos también lo demuestran: mantener la mente entrenada ayuda a mejorar las capacidades cognitivas, la memoria y la capacidad de concentración.

3 - Tiempo de ocio de calidad

Dedicar tu tiempo libre a desarrollar hábitos virtuosos es un paso importante para tu crecimiento. Un buen hábito es estudiar, al menos una hora al día: estudiar constantemente, aunque sea por poco tiempo al día, te ayuda a mantener la mente fresca. Lo que importa no es el compromiso en cuanto a horas, sino la constancia de tu compromiso. Por eso, haz del estudio un hábito, transformando también tu tiempo libre en tiempo de calidad.

Advertencia: incluso los "momentos muertos" pueden capitalizarse para hacer algo fructífero. Por ejemplo, el trayecto de casa al trabajo se convierte, para muchos, en un auténtico infierno entre el tráfico y el caos de la ciudad. Adquiera el hábito de leer un libro, escuchar un podcast, hojear un periódico: llene su tiempo de inactividad con algo positivo que sea bueno para su cerebro.

4 - Sociabilidad

El aprendizaje permanente también es útil para desarrollar sus habilidades sociales. El aprendizaje estimula el compartir y la participación social: a menudo entramos en contacto con otros porque queremos aprender de ellos y con ellos.

Esto le brinda muchas oportunidades para socializar y ampliar sus conocimientos. Esto significa más oportunidades para establecer contactos, conocer gente interesante, encontrar nuevas colaboraciones profesionales.

Según la ciencia, las personas con fuertes conexiones sociales tienden a ser más felices y viven más tiempo. No solo eso: al aprender a socializar podrás desarrollar tus habilidades de comunicación y organización, muy útiles cuando se trabaja en equipo.