Frida Kahlo es esa artista que a pesar de sus 60 años de muerte continúa cambiando los estándares de la belleza femenina. Demostrando que con unas cejas frondosas y unidas, una pierna diferente a la otra y una vestimenta indígena tepehuana se puede cambiar el mundo si se tiene la voluntad de hacerlo. A continuación te mostramos 5 lecciones que Frida Kahlo dejó a todas las mujeres del mundo.
Ella decidió aceptarse tal como era y demostró su aceptación en cada autorretrato que hacía, en donde se plasmaba tal cual como era. Decidió dejar sus axilas al natural y destacó sus hombros con llamativos vestidos de Tehuana. Su lápiz labial y su esmalte rojo la hacían resaltar aún más como la encantadora mujer que era, sin importar lo que los demás dijeran, continúa enseñando la importancia de ser uno mismo.
Frida es el ejemplo de lo que las mujeres son capaces de lograr y soportar. Sin importar lo que pase, toda mujer es capaz de caerse y volverse a levantar las veces que sea necesario hasta lograr lo que se han propuesto.
"Al final del día, podemos soportar mucho más de lo que creemos que podemos". ~ Frida Kahlo
Toda su fuerza la demostró soportando un accidente casi mortal que la dejó en cama durante largos años y con lesiones por el resto de su vida. Sumado a ello fue capaz de soportar un amor que le arrebató su energía, sin embargo decidió pararse nuevamente sobre sus pies y demostrar lo grande que podía ser.
A una corta edad Frida sufrió de polio, y como consecuencia una de sus piernas se atrofió y quedo siempre más delgada que la otra. Luego a los 18 años de edad, un tranvía destrozó su cuerpo obligándola a utilizar un corsé permanentemente para mantener su columna vertebral. Desde ese día su vida cambió y nunca dejó de sentir dolor.
A pesar de ello, Frida sentía un infinito amor por la vida. Luego del accidente tuvo que permanecer largos años en cama, el único contacto que tenía con el exterior era la ventana que daba al patio, y se permitía mirar por un espejo que tenía en la pared sobre la cama, sin embargo, nunca se dio por vencida y a pesar del dolor.
"No estoy enferma. Estoy rota, pero estoy feliz de estar viva mientras pueda pintar”. Frida Kahlo.
Los colores llenaban la vida de Frida. La casa que compartía con su esposo Diego Rivera, el muralista mexicano, tenía un color azul real eléctrico. Su arte siempre se llenaba de color, amarillos, rojos, naranjas y verdes siempre daban luz hasta a sus creaciones más tristes.
Su vestimenta llena de colores brillantes y sus adornos de flores en la cabeza la convertían en la mujer más llamativa, que a pesar de su dolor el color que la llenaba demostraba su ánimo, su alegría por la vida la demostraba en sus risas y su fuerte actitud. Toda mujer puede aprender de la manera en que Frida escogió la belleza por encima de la tristeza y el color por encima del dolor.
Sin duda alguna, Frida Kahlo era una jefa, y a pesar de todas las cosas inimaginables por las que pasó se mantuvo fuerte.
Nunca se silenció frente a los demás, nunca le preocupó demostrar su fuerza, su poder o el éxito que pudiese intimidar al resto, y mucho menos se contuvo y fue recatada. En ningún momento pidió perdón por su fuerza, por su arte, por su sexualidad o sus políticas, no necesitaba de ello, simplemente era ella y quien quisiera lo tenía que aceptar.
Una de las grandes enseñanzas de Frida Kahlo fue amar sin miedo, que el dolor es inevitable, pero que no tiene por qué adueñarse de nosotros. Nos enseñó a vivir con pasión, a continuar avivando las llamas que hace que los días valgan la pena.