Las cifras no mienten: entre 2019 y 2023, nacieron 1.7 millones de establecimientos comerciales en México, pero 1.4 millones de ellos desaparecieron en el mismo período. Esto significa que sólo 300 mil negocios sobrevivieron, lo que resulta en una alarmante tasa de fracaso del 82%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este incremento en la tasa de fracaso, que anteriormente se encontraba en un 80%, refleja las crecientes dificultades para mantenerse a flote en el mercado mexicano.
Uno de los principales factores que contribuyen a este alto índice de fracaso es la transformación en los hábitos de consumo a nivel global, impulsada por la pandemia de COVID-19. Los consumidores mexicanos han adoptado nuevas formas de comprar, demandando mayor comodidad y acceso a productos y servicios a través de plataformas digitales. Muchas empresas no estaban preparadas para este cambio radical, y su incapacidad para adaptarse las ha llevado a cerrar sus puertas.
No obstante, sería simplista atribuir el fracaso únicamente a los cambios en el comportamiento del consumidor. Factores internos, como el endeudamiento excesivo, la falta de experiencia en el sector y una planeación empresarial ineficaz, también juegan un papel crucial en el destino de muchos negocios. Sin una base financiera sólida y una estrategia clara, los emprendimientos se vuelven vulnerables a las fluctuaciones del mercado.
Además de los desafíos internos, los negocios en México enfrentan una serie de factores externos que dificultan su éxito. La inflación ha tenido un impacto significativo en la planificación financiera, erosionando márgenes de beneficio y aumentando los costos operativos. A esto se suma la burocracia, que a menudo actúa como un obstáculo para el crecimiento y desarrollo de las empresas, dificultando procesos como la obtención de licencias y permisos.
Aunque las cifras actuales presentan un panorama desafiante, con la tasa de fracaso de negocios en México en un alarmante 82%, existen estrategias claras y efectivas para mejorar las posibilidades de éxito. Adaptarse a los cambios del mercado, fortalecer la planificación y buscar constantemente la innovación son pasos cruciales para que las empresas no sólo sobrevivan, sino que prosperen en un entorno cada vez más competitivo. Como sociedad y empresarios, debemos trabajar juntos para revertir esta tendencia y construir un ecosistema de negocios más fuerte y resiliente en México.